La Semana Santa en Málaga es un espectáculo que se vive con todos los sentidos. Mientras las procesiones recorren las calles entre el sonido de tambores y cornetas, hay otro placer que nos une a la tradición: ¡los dulces típicos de semana santa! Porque, seamos sinceros, la Semana Santa no solo es para admirar los tronos, también es la excusa perfecta para darnos un festín de dulces. Veamos por qué la gente hace largas colas en las pastelerías para conseguir sus favoritos antes de que desaparezcan.
Aquí os mostramos 5 dulces típicos de semana Santa en Málaga
1. Torrijas
Las Reinas de la Semana Santa, podrán decir que en toda España se comen torrijas, pero las malagueñas tienen un toque especial: ¡se bañan en vino moscatel antes de freírlas! Esta delicia, que nació como una forma de aprovechar el pan duro, ha evolucionado hasta convertirse en un postre irresistible. En algunas confiterías se pueden encontrar versiones rellenas de crema.
2. Pestiños
Los pestiños son pequeñas joyas crujientes que han pasado de generación en generación. Su secreto está en la masa frita, aromatizada con matalahúva, sésamo y un toque de canela. Se pueden encontrar cubiertos de miel o espolvoreados con azúcar, ideales para acompañar con un buen café de especialidad.
3. Borrachuelos
Estos pequeños bocados hacen honor a su nombre: dulces con licencia a embriagar. Su receta tradicional incluye vino y aguardiente, lo que les otorga un aroma y sabor inconfundibles. Su masa dorada y crujiente envuelve un relleno de cabello de ángel o batata dulce, convirtiéndolos en un bocado bien indulgente. Originarios de la tradición andaluza, los borrachuelos han conquistado Málaga, y si hay alguien que los borda, ese es el señor Aparicio (que es uno de nuestros clientes favoritos). Si aún no los has probado, prepárate para hacer cola en su pastelería, porque desaparecen en un abrir y cerrar de ojos.
4. Huesos de Santo
Los huesos de Santo, aunque su origen es más típico del Día de Todos los Santos, en Málaga también se disfrutan durante la Semana Santa. Pequeños, dulces y celestiales, estos cilindros de mazapán están rellenos de crema de yema y bañados en un ligero almíbar. Suave por fuera, denso y dulce por dentro, cada bocado es un viaje al corazón de la tradición repostera malagueña.
5. Buñuelos
Los buñuelos son la perdición de cualquier goloso. Bolitas de masa frita, esponjosas por dentro y crujientes por fuera, cubiertas de azúcar glas. Para los más atrevidos, los hay rellenos de nata, crema o trufa. Menos mal que son pequeños, así podemos comer más sin remordimientos. Un flat white y un par de estos te arreglan el día.
La evolución de la tradición
En Málaga, los dulces de Semana Santa son más que postres, son parte de nuestra identidad. Se comparten en familia, se disfrutan en cualquier momento del día y, sobre todo, nos devuelven esos recuerdos de comerlos juntos en casa de la abuela, todavía calientes y con olor a azúcar caramelizado.
En Bun respetamos la tradición porque es parte de nuestra inspiración. Hemos crecido con estos sabores y queremos rendirles homenaje a estas masas fritas que tanto nos recuerdan a nuestra infancia. ¿Será que empezamos con los donuts como una manera inconsciente de volver a esos momentos dulces? Puede ser.
Los donuts que hacemos hoy en día son una evolución de aquellos dulces de antaño que recordamos con nostalgia. No llevan leche, huevos ni ingredientes de origen animal, para que todos puedan disfrutarlos sin excepciones. Por eso, cada año elaboramos sabores de donuts inspirados en los dulces tradicionales, en versiones 100% veganas y aptas para todos.
Este año, hemos querido dar un paso más y reinventar uno de los clásicos más queridos: los buñuelos de viento. Y lo hemos hecho a nuestra manera, claro… en forma de donut. Relleno de una cremita de vainilla, cubierto con azúcar y canela, y un drizzle de glaseado de limón que lo hace absolutamente irresistible. Una versión nueva de un sabor de siempre.
Hacednos un favor y tomad un rico café de especialidad para hacer mejor compañía a un dulce casero que rinde homenaje a nuestras abuelas, las verdaderas maestras de la repostería, aquellas que con paciencia y cariño nos enseñaron que el mejor ingrediente siempre es el amor por lo que hacemos😊.