Si alguna vez probaste una taza de café y pensaste: «Wow, esto no es como el café de toda la vida», y por tu propia sorpresa no le echaste tres azucarillos, probablemente tomaste un café de especialidad. Pero, ¿qué significa realmente eso del café «de especialidad»? No es solo una forma elegante de llamar a un café que sabe bien. Es una categoría con criterio, con historia, y con un montón de detalles que hacen que cada taza tenga algo especial. Vamos a contarte de forma clara y sin rollos técnicos qué lo hace diferente, por qué importa y cómo puedes empezar a reconocerlo sin ser barista profesional.
Historia del café de especialidad
El término «café de especialidad» nació en 1974, cuando Erna Knutsen, una secretaria convertida en pionera del comercio cafetalero, utilizó la expresión en un artículo de la revista Tea & Coffee Trade Journal. Knutsen, apasionada por los sabores únicos y la calidad auténtica, comenzó a notar que ciertos lotes de café cultivados en microclimas ideales ofrecían perfiles de sabor mucho más complejos y agradables que los lotes comerciales masivos. Su empeño por diferenciar estos granos excepcionales sentó las bases de lo que hoy conocemos como la industria de café de especialidad. Desde entonces, el concepto ha evolucionado hacia un movimiento que prioriza la calidad, la trazabilidad y el respeto al origen.
Antes de que te des cuenta, esta apreciación por lo excepcional desembocó en algo mucho más grande: un movimiento cultural global.
La tercera ola del café – café de especialidad
Antes de esta revolución del café, hubo dos grandes etapas:
- Primera ola: el café se convirtió en un producto de consumo masivo. Aquí nace el café instantáneo, el café de supermercado y la cultura de cantidad por encima de calidad. El objetivo era que todo el mundo tuviera café en casa.
- Segunda ola: marcas como Starbucks popularizaron una experiencia de café más elaborada: espresso, cappuccino, nombres italianos… pero aún con enfoque comercial. Se valoraba más el ambiente que el origen o la trazabilidad del grano.
La tercera ola, en cambio, se centra en el grano, el productor, la variedad y el método. Aquí empieza realmente la era del café de especialidad.
La tercera ola del café es un movimiento cultural que trata al café como un producto artesanal, no como una simple bebida cotidiana. Inspirado por el mundo del vino, promueve un enfoque detallista en cada etapa de producción:
- Enfoque en la calidad: Desde la selección de las semillas hasta la taza final, todo se cuida meticulosamente. Esto incluye métodos de cultivo sostenibles, recolección manual de cerezas maduras, procesos de fermentación controlada y tueste personalizado.
- Educación del consumidor: Las cafeterías de especialidad explican el origen del café, las variedades botánicas, el proceso de beneficio y el perfil de sabor. El cliente se convierte en parte del viaje del grano.
- Métodos de preparación alternativos: Herramientas como V60, Chemex, Kalita, Aeropress o Siphon permiten controlar variables como el flujo del agua, la temperatura y el tiempo de infusión, resaltando las particularidades de cada origen. Estos métodos son la mejor forma de experimentar la complejidad del café de especialidad.
Este movimiento ha redefinido la experiencia del café en todo el mundo, convirtiéndolo en una experiencia consciente, placentera y educativa.
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Claves para reconocer un café de especialidad
Vale, ya te hemos soltado la chapa con la historia y la revolución cafetera… pero promesa es promesa: ahora viene lo bueno. ¿Cómo saber si ese cafecito que tienes delante es de los que hacen cantar los ángeles o solo otro brebaje triste de máquina?
Pues para que un café se gane el título de «especialidad» no basta con que esté rico: tiene que pasar por una serie de juicios. Puntuaciones, catas, inspecciones y un control de trazabilidad. Vamos, que cada taza ha tenido que sudar (o al menos fermentar) para estar ahí.
- Puntuación superior a 80 puntos
La Specialty Coffee Association (SCA) otorga una nota del 0 al 100. Un café que supera los 80 puntos entra en la categoría de «especialidad». Se valora aroma, sabor, cuerpo, acidez, dulzura, uniformidad y posgusto. - Cata profesional (Q Graders)
No cualquiera decide si un café es especial: lo hacen los Q Graders, catadores certificados que analizan cada nota y cada defecto con una precisión sensorial que parece magia. - Cero defectos graves
Un café de especialidad puede tener algunos defectos menores (hasta 5 en 350g), como granos ligeramente partidos o concoloraciones leves. Pero si aparece uno grave, como un grano negro, fermentado, con moho o dañado por insectos, toda la partida queda descalificada. - Trazabilidad total Sabes de dónde viene cada grano: finca, altitud, variedad, método de cultivo y beneficio (lavado, natural, honey). No es solo beber café, es conocer su historia. Toda esta información debe estar presente en cada bolsa de café de especialidad y suele estar disponible —y visible— en cualquier cafetería de especialidad que se tome en serio su trabajo. Si no la ves, pregunta: ¡seguro que el barista está encantado de contártelo!
Origen y fincas del café de especialidad
Una de las grandes maravillas del café de especialidad es que su origen no es un secreto: cada grano cuenta con un pasaporte completo que te lleva directo al corazón de una finca o una región con identidad propia. Y es precisamente de esos rincones privilegiados del mundo donde nacen los cafés más excepcionales. Además, dentro de esta categoría también se diferencian dos tipos muy interesantes que verás en las etiquetas:
- Single Origin: café de una misma región, país o cooperativa. Ideal para descubrir cómo influyen el clima, la altitud y el suelo en el sabor.
- Single Estate: café que proviene de una sola finca. Aquí hay máxima trazabilidad y control: sabes exactamente quién lo cultivó, cómo y dónde.
Algunos países y fincas son sinónimo de excelencia: fincas como Laayoo y Testi Ayla en Etiopía, o Shantawene EC y Chelbesa en Sidama, se han convertido en referentes de calidad por sus perfiles de taza únicos y consistentes. En Colombia, nombres como El Paraíso o La Palma y El Diviso destacan por su innovación y consistencia. Panamá alberga fincas legendarias como Hacienda La Esmeralda y Janson. En Brasil, Daterra y Carmo Coffee se llevan el protagonismo, y en Kenia, cooperativas como Gikanda y fincas como Kamwangi brillan por su calidad vibrante.
- Etiopía: cuna del café, famoso por sus notas florales y afrutadas.
- Colombia: equilibrio perfecto. Fincas como la de Astrid Medina son leyenda.
- Panamá: hogar del Geisha, el café más caro y delicado del mundo.
- Brasil: dulzura y cuerpo. Cafés naturales muy consistentes.
- Kenia: potencia y acidez vibrante, con perfiles de frutos rojos.
Características sensoriales del café de especialidad
Después de entender de dónde viene y cómo se cultiva, toca hablar de lo mejor: lo que pasa cuando ese café llega a tu taza. Porque el café de especialidad no solo se reconoce por su origen, sino por cómo despierta tus sentidos. Un café de especialidad destaca por:
- Aroma complejo y definido. Al acercarte a la taza, percibes diferentes olores que pueden recordar a flores, frutas, chocolate o especias. Estos aromas dan pistas sobre lo que sentirás al probarlo y varían mucho según el origen y el proceso del grano.
- Sabor con capas: frutas, miel, cacao… No sabe solo a «café». Notarás distintos matices que pueden recordar a frutas como mango o cereza, dulzor tipo miel o azúcar moreno, o incluso toques de chocolate o nuez. Estos sabores se sienten de forma progresiva en boca, evolucionando a medida que tomas cada sorbo.
- Posgusto largo, limpio y agradable. Es el sabor que permanece después de tragar el café. En un café de especialidad, ese recuerdo en boca suele ser suave, sin amargor, y puede tener notas dulces o afrutadas que se quedan contigo unos segundos.
- Acidez brillante, como en un buen vino blanco. No tiene nada que ver con que el café sea ácido para el estómago, sino con una sensación viva y fresca en la boca. Es lo que hace que el sabor del café se sienta jugoso y despierto, con notas que pueden recordar a frutas cítricas o manzana verde.
- Cuerpo sedoso, jugoso, nunca aguado. Es la textura del café en boca: cómo se siente al beberlo. Un buen cuerpo en el café de especialidad se nota equilibrado, ni demasiado ligero como agua ni demasiado denso como jarabe. Puede sentirse cremoso, aterciopelado o incluso jugoso, dependiendo del origen y la preparación.
- Dulzura natural, sin necesidad de azúcar. Es esa sensación agradable y equilibrada en boca que aparece sin añadir edulcorantes. En los cafés de especialidad, los azúcares naturales del grano bien cultivado y bien tostado se desarrollan durante la preparación, aportando notas suaves que pueden recordar al caramelo, miel o frutas maduras.
Café de especialidad en Málaga
Cada cafetería de especialidad ofrece una experiencia distinta, y si realmente quieres entender este mundo, lo mejor que puedes hacer es visitarlas, probar y dejarte sorprender. Ya sabemos que en Málaga hay distintos tipos de café, cada uno con su carácter y particularidades, lo que hace que cada visita sea única, pero el café de especialidad es algo distinto y único. Por ello ofrecemos los siguientes lugares para degustarlo.
- Bun & Coffee: usamos café tostado exclusivamente para nosotros por Kima Coffee. Nos gusta servir cafés un poco diferentes, con perfiles funky y creativos, pero también ofrecemos opciones más clásicas, achocolatadas y suaves. Si te apetece algo fresco, prueba nuestras bebidas frias de café, matcha y más: cold foam de pistacho o maracuya: es nuestra forma favorita de combatir el calor sin renunciar al sabor.



- Kima Coffee: además de ser un tostador local con selección de granos excelente, tienen una cafetería donde puedes probar café preparado con distintos métodos como V60, Chemex o Aeropress. También sirven un brunch espectacular, y son todo un referente en la escena del café de especialidad en Málaga.
- Mia Coffee House: tiene un ambiente cercano y muy buen rollo. Es una cafetería familiar donde trabajan con diferentes tostadores, así que siempre puedes descubrir algo nuevo. Ideal para quienes disfrutan explorando orígenes distintos en cada visita.
- Bertani Café: uno de los pioneros del café de especialidad en la ciudad. Cuentan con su propia escuela de barismo y siempre tienen varios cafés para elegir, según el perfil que te apetezca ese día. Son una apuesta segura tanto si te estás iniciando como si ya eres cafetero de nivel experto.
Ya no hay excusa: ahora sabes reconocer, apreciar y disfrutar un buen café de especialidad. ¡Y en Málaga tienes más de una taza que te puede cambiar el día!
Así que sal ahí fuera, deja atrás el café genérico de máquina y atrévete a descubrir lo que una taza bien hecha puede ofrecerte. Ya sea floral y afrutado, o denso y achocolatado, hay un café para cada gusto. Y lo mejor: cada sorbo viene con una historia, una finca, y el trabajo de muchas personas apasionadas detrás.
Prueba, pregunta, comparte. Porque el café de especialidad no es solo una bebida: es una forma de ver (y saborear) el mundo con más conciencia, respeto y, por supuesto, mucho gusto.
☕️ Ven a visitarnos en pleno centro y disfruta de un café excepcional, nuestros famosos Buns y un ambiente acogedor que hará de tu visita una experiencia única. ¡Te esperamos! 😊.